Las familias con límites rígidos o inflexibles intentan aferrarse a todos sus miembros sin permitir que ningún extraño entre o salga de su dinámica familiar. Cuanto más rígido es el límite en las familias, más resistente son a los cambios. Mientras más resistencia muestre una familia al cambio, más resistencia van a tener ante los cambios naturales de la vida y sus etapas. Muchas familias reconocen que el cambio es inevitable y están conscientes de que por ley de vida, los hijos crecen y eventualmente se emancipan para crear sus propias familias. Por otro lado, está la familia que intenta evitar que los miembros cambien y se independicen. Los límites rígidos conducen a la desconexión, donde los individuos dentro de la familia se aíslan.
Los padres que se caracterizan por tener límites rígidos utilizan estrategias de crianza autoritarias. Intentan proteger a sus hijos ejerciendo demasiado control sobre ellos, no permitiéndoles la oportunidad de aprender a través de consecuencias naturales y errores. Los niños criados en este ambiente pueden desarrollar personalidades perfeccionistas o dependencia emocional de los padres para tomar decisiones por miedo al riesgo y el fracaso. También se les puede ver afectada la creatividad ya que siempre se les limitó la habilidad de la expresión y la espontaneidad.
¿Cómo saber si vienes de una familia con límites rígidos o si estas aplicando este tipo de límites en tu propia familia? Aquí van unos ejemplos de cómo lucen los límites rígidos:
Las relaciones íntimas o cercanas no son bienvenidas ni promovidas
No se busca ayuda fuera del núcleo familiar o se busca muy poca ayuda externa
Tienes pocas o ninguna amistad cercana
Sobreproteges tu información personal
Puedes lucir frío y poco afectivo; incluso con relaciones románticas
Mantienes a las personas a una lejanía para evitar ser herido o rechazado
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